Mis temores se han confirmado. Llegó la final soñada, la final deseada, la final temida. Desde anoche, pase lo que pase en esa final, y le pese a quien le pese, el fútbol español es, una vez más, campeón de Europa de clubes, sin que haya tenido que disputarse el partido definitivo. Es más, pierda quien pierda, Madrid gana. Ya ha ganado, de hecho.
Cuando se realizó el sorteo de semifinales me pareció que el Atleti era el que, a priori, más fácil lo tenía de los cuatro para pasar el trago. Mi opinión no varió después de celebrarse el choque de ida en el Calderón, y eso a pesar de que los pupilos de Simeone firmaron tablas frente a los de Mourinho. Me basaba entonces en un argumento, al que añadí otro el martes, cuando el Real Madrid arrolló al Bayern en su fortaleza bávara. Mi primer argumento consistía en que, tras la infortunada lesión de Cesh, el equipo del Manzanares iba a jugar la vuelta con portero y el Chelsea sin él. A ese argumento incorporé otro el martes por la noche, que me podrá rebatir y discutir quien quiera, pero que es mío, y por eso lo expongo. Y mi teoría añadida consistía en que el técnico luso del equipo londinense había puesto en un plato de la balanza el miedo a perder la final contra el Madrid, y en el otro la ilusión de ganar al equipo merengue ese partido. Y una vez sopesados, podía más el temor a palmar que la ilusión de ganar de ese bravucón de mentirijillas.
Así que la suerte estaba echada antes de que el partido se jugara. Al margen de que, hoy por hoy, el Atlético de Madrid es un señor equipo, una orquesta afinada que no desentona casi nunca.
Y ahora viene lo peor.
Porque uno de los dos equipos madrileños tendrá que perder esa final. Y, al contrario que Mourinho, los dos equipos madrileños están locos por jugarla y por ganarla. Y van a darlo todo para conseguirlo, aunque al final sólo uno podrá levantar la tan deseada orejona.
Ni oír quieren colchoneros y blancos de repartos de títulos. Eso de la liga para unos y la champions para los otros. Ambos quieren ganar los dos trofeos. El Madrid, porque sobrevive gracias a una sed inagotable de triunfos, y no se cansa nunca de beber en las fuentes del éxito; por eso, querrá cerrar la temporada con un triplete histórico y que, matemáticamente, está aún a su alcance. Y el Atlético porque lleva impreso el ADN de su técnico, un ganador nato que no dará un título ni un balón por perdidos hasta que sus jugadores no exhalen el último suspiro ni los árbitros piten el final de cada encuentro.
Puestos a comparar las individualidades del Real Madrid, al que le faltará el equilibrio en la medular de un Xabi Alonso casi imprescindible, y el bloque compacto, como de hormigón armado, del equipo colchonero, resulta difícil apostar por un favorito claro.
Sin embargo, yo tengo una teoría más. La liga la va a ganar el conjunto rojiblanco. Así equilibrarán los dos clubes capitalinos los títulos conseguidos esta temporada, antes de llegar a la final europea. Y esa final va a ser una moneda tirada al aire en la que sí tengo claro cual es el equipo que más tiene que ganar; que, en mi opinión, y en justa reciprocidad, también es el que más tiene que perder. Y ese es el Atlético de Madrid.
Ya sé que muchos discreparán, y harán bien. Si todos pensaran como yo sería muy aburrido. Pero por mucho que el Madrid ansíe "la décima", ya tiene nueve copas en su palmarés, y el Atlético ninguna. Y si en esta ocasión los colchoneros vuelven a morder la hierba, como les pasó hace cuarenta años, quién sabe cuándo podrán volver a disputar otra final del máximo rango continental, si es que vuelven a tener la ocasión para disputarla; mientras que los chicos de Florentino, más pronto que tarde, volverán a estar en la pomada; simplemente porque la estructura y el potencial de su club es inmensamente más poderoso que el de sus contrincantes de la ribera del Manzanares.
En unos días veremos si David puede con Goliath, o si Carlo se zampa al Cholo.
En cualquier caso, y pase lo que pase, ganará Madrid y ganará el fútbol.
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