Ya está aquí el nuevo libro que tantos estabais esperando. Desde mañana puede adquirirse en librerías La sonrisa del náufrago, una nada supersticiosa colección de trece relatos, editada por Castilla Ediciones, y prologada por el Premio Cervantes don José Jiménez Lozano.
La soledad, el amor y la esperanza deambulan por la mayoría de estos relatos, que -por otra parte- enfocan sus planteamientos desde perspectivas de lo más variopintas, con personajes tremendamente humanos, e historias tan cercanas que incluso podríamos darnos por aludidos en muchas de ellas, donde la fidelidad, la vida en pareja, la amistad inquebrantable, y otros valores fundamentales hacen ondear sus estandartes con orgullo, sin temblar ante los ataques de una sociedad cada vez más falta de valores.
Vuelvo a utilizar en estos cuentos el estilo que me hizo acreedor hace un par de años al Premio Miguel Delibes de Narrativa: los planteamientos originales, los argumentos ágiles y los desenlaces entre abruptos e inesperados.
Espero que disfrutéis con su lectura, y, si es así, que se lo recomendéis a las personas que conozcáis que les guste leer. Bien sabéis que un libro carece de sentido sin la complicidad imprescindible de sus lectores, que son los que, de alguna manera, le ponen la guinda definitiva, imaginándose cada situación como más les complazca.
La soledad, el amor y la esperanza deambulan por la mayoría de estos relatos, que -por otra parte- enfocan sus planteamientos desde perspectivas de lo más variopintas, con personajes tremendamente humanos, e historias tan cercanas que incluso podríamos darnos por aludidos en muchas de ellas, donde la fidelidad, la vida en pareja, la amistad inquebrantable, y otros valores fundamentales hacen ondear sus estandartes con orgullo, sin temblar ante los ataques de una sociedad cada vez más falta de valores.
Vuelvo a utilizar en estos cuentos el estilo que me hizo acreedor hace un par de años al Premio Miguel Delibes de Narrativa: los planteamientos originales, los argumentos ágiles y los desenlaces entre abruptos e inesperados.
Espero que disfrutéis con su lectura, y, si es así, que se lo recomendéis a las personas que conozcáis que les guste leer. Bien sabéis que un libro carece de sentido sin la complicidad imprescindible de sus lectores, que son los que, de alguna manera, le ponen la guinda definitiva, imaginándose cada situación como más les complazca.
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