lunes, 26 de noviembre de 2012

ABC

La vida en una maleta

La autora vallisoletana Mar Sancho reúne algunos de sus cuentos, reconocidos con prestigiosos galardones, nacidos de sus idas y venidas por medio mundo

Día 25/11/2012


 Llega a las librerías una nueva entrega en prosa de Mar Sancho, respaldada por dos avales de incuestionable valor: el tantas veces atestiguado talento de la escritora vallisoletana, y el hecho de que los dieciocho deliciosos relatos hospedados en este libro recopilatorio han sido merecedores de los premios de narrativa más prestigiosos que se convocan en España. Sendas credenciales deberían bastar como argumentos de peso para recomendar la lectura inexcusable de Leningrado tiene setecientos puentes.
Pero una vez que el lector se abisma en el devenir de esas historias galardonadas y se pone a bucear entre la tinta de sus páginas, descubre centenares de razones que refuerzan su convicción de encontrarse ante un gran libro de cuentos; una obra agradablemente presentada que trasciende a su contenido puramente literario. Porque este hermoso y abigarrado ramillete de relatos no es sólo un muestrario de breves joyas escritas, sino una guía de viajes esplendorosa, un mapamundi de paisajes, diseccionados de forma fascinante con la escritura elegante y envolvente de una mujer valerosa y nómada, que vive apegada a sus maletas, y que retrata en sus escritos, con la hermosura de un orfebre de la palabra impresa, infinidad de lugares a los que la gran mayoría de los mortales sólo podrían acudir con la imaginación propia o con la que pone a su disposición una autora que urde en verso sus hilos de prosa, para dotar a cada uno de sus relatos de la resistente delicadeza de una fina pieza de seda.
Mientras se avanza en la nutritiva lectura de estos cuentos exuberantes, se tiene la sensación de que Mar Sancho los ha escrito sin someterse a cronologías, entre los resquicios que le dejaban sus viajes, pero escabulléndose mientras lo hacía de los agobios y de las prisas, en la sala de embarque de un aeropuerto populoso y ultramarino, en el asiento incómodo de un tren traqueteante que surca pesadamente las estepas siberianas, o sobre la cubierta de un buque mercante que la conduce de la tierra segura a un nuevo territorio ignoto, al que dota enseguida de una magia singular y atractiva. Pero, por encima de todo, se palpa en ellos esa sensación acaso borgiana de que la vida siempre discurre en otro lugar diferente al que habitamos. Por eso, no resulta extraño que rubrique en Miami un recuerdo del valle Esgueva, o que comunique telefónicamente a un pastor de Pozaldez con una desconocida rusa.
Así el libro se convierte en un itinerario abierto, en el que cada relato se desarrolla en un escenario y un ambiente totalmente diferente al resto. Recorre los confines del mundo Mar Sancho con el visor de su pluma, desde Argentina a la India, desde Rioseco a Montevideo, desde Alaska a Leningrado, o desde las plazas anegadas y enmohecidas de Venecia a los islotes más lejanos de la remota Oceanía; para acercarnos todos esos lugares con el singular magisterio de su verbo en ocasiones casi cinematográfico, y siempre atiborrado de detalles minuciosos que dotan a los textos de una riqueza que engancha desde sus primeras líneas, hasta que los remata con su dulzura característica, no exenta a veces de ironía, de dolor o de dramatismo, pero esmaltada en todo momento con una pátina de normalidad que convierte en cercanos a personajes como un maharajá indio, una prostituta palestina o un vendedor de huesos de Friday Harbor.

Autora solvente y fiable

Pero no debe afrontarse la lectura del libro únicamente como si fuera un profuso catálogo de agencia para viajeros que preparan unas vacaciones pintorescas. Leningrado tiene setecientos puentes es una obra literaria de gran envergadura, rubricada por una de las autoras más solventes y fiables de su generación, una escritora que se maneja en cualquier género con la desenvoltura de un delfín en la inmensidad del océano. Y eso lo pone de manifiesto a lo largo de estás historias trufadas de anécdotas escuchadas, de evocaciones y de recuerdos añorados, de vivencias y de contemplaciones testimoniales de unos protagonistas tremendamente humanos, que vienen y van, ajenos a la época y los lugares en los que su creadora los ha asentado, dotándolos de una vida tan personal y propia que todos resultan solventes y creíbles, y están perfectamente definidos y retratados, gracias a un lenguaje mimetizado a cada situación y a cada momento con la precisión de un reloj suizo.
En todos los casos maneja Mar Sancho el tiempo narrativo con delicada suavidad, logrando que el lector quede como hipnotizado por la fuerza de la historia, por la personalidad de sus protagonistas, por la fastuosidad que impregna al escenario, más allá de que se trate de un concurrido mercado de Bombay o de un soportal de la vallisoletana Fuente Dorada. Y así se lamenta que llegue sin avisar un desenlace que, en la mayoría de los casos, saca a relucir su vena poética, puesta también de manifiesto en numerosas frases que llenan de un almíbar agradable cualquier paladar.
Como lamenta un servidor no disponer de más espacio para seguir refiriendo y defendiendo los más de setecientos motivos que hacen absolutamente recomendable la lectura de esta obra, Leningrado tiene más de setecientos puentes, que no hace sino atestiguar que su autora está llamada a ocupar en breve un lugar destacado en el podium que acaparan los grandes de nuestras letras.

José Ignacio García recibe el premio de cuentos de las Justas Poéticas de Laguna de Duero

El recuerdo a los creadores del certamen, Timoteo Herrero y Pedro González, fallecidos este año estuvo presente durante en la gala

NOTICIA DE Jesús Nieto25/11/2012
 

Santiago Redondo recibe el premio de las Justas Poéticas
Los ganadores Santiago Redondo y José Ignacio García flanqueados por Jesús Julio Carnero y Luis Minguela. / Foto: Santiago Bermejo.

El presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, entregó ayer el premio Flor Natural de las XLI Justa Poéticas de Laguna de Duero a Santiago Redondo Vega, por su obra titulada 'Amanece la voz', mientras que el alcalde de Laguna de Duero, Luis Minguela, fue el encargado de entregar el premio del XXXII Cuento Corto a José Ignacio García por su obra titulada 'El secreto de su nombre'. Por su parte, el concejal de Cultura, Alfredo Fadrique, hizo lo propio con la ganadora local de Cuento Corto, Patricia Pérez, por la obra 'Íncubos y Súcubos'. Los premios, dotados con 1.400 euros y placa para los ganadores y 100 euros para el premio local, además de la Flor Natural con la que se honra al poeta ganador, se entregaron en la Casa de las Artes en una gala presentada por los periodistas Eduardo Rodríguez y Carolina Laerranz. En la ceremonia, participó también el grupo Caracol Andador, con su recital musical 'Recordando a Lorca y a la Argentinita'.
Durante la gala, se recordó a los creadores del certamen, hace ya 41 años, Timoteo Herrero Herrera y el entonces alcalde de Laguna de Duero, Pedro González Pérez, fallecidos ambos este año. Por este motivo, el alcalde Luis Minguela entregó una placa y un ramo de flores a la hija de Timoteo Herrero, María José Herrero, y a la viuda de David González Pérez, Carmen Diego.
El alcalde de Laguna de Duero, Luis Minguela, destacó en la gala que estamos ante una de las expresiones culturales más arraigadas en Laguna, pues lleva 41 años celebrándose. "La existencia de este certamen ha ayudado a que prevalezca en el tiempo la afición en nuestra localidad a la creación literaria. Y muestra de ello es la también XXXII ediciones del certamen de Cuento Corto". Y como novedad este año se ha incluido también un certamen de microcuentos, como una forma de incentivar la participación de niños y jóvenes, de entre 10 y 20 años, en la creación literaria. El primer edil también anunció su intención de seguir apoyando las manifestaciones culturales y lúdicas a pesar de la difícil situación económica.
Por su parte, el presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, subrayó que sin la cultura no somos nada y destacó el hecho de que este año el Ayuntamiento haya querido acercar la literatura y la cultura a lo más jóvenes con la primera edición del maratón de microcuentos. Y dirigiéndose a los niños y jóvenes que estaban en la sala les dijo: "Las nuevas tecnologías tiene sus virtudes; nos acerca lo lejano. Pero si no la usamos bien, también puede alejar lo cercano. Sin embargo, la literatura nunca aleja lo cercano."
Santiago Redondo se mostró satisfecho por el galardón recibido, no sólo por la cuantía, sino porque ganar las Justas Poéticas de Laguna de Duero, tienen una gran relevancia "ya que las personas que han ganado durante estos años son poetas de identidad y se trata de una localidad vallisoletana" y añadió: "Recibir el galardón supone que alguien ha leído tu obra y le ha gustado". Redondo dedicó el premio a la memoria de su padre, de donde partió la idea. El poeta ha tratado de reflejar en 'Amanece la voz' un paralelismo entre la vida del padre y la tierra de Castilla que va perdiendo vigencia a nivel popular y a nivel rural.  El ganador de la  Justas Poéticas de este año compuso 'Amanece la voz' expresamente para presentarse al concurso, aunque como reconoce, cuando un poeta escribe, escribe por necesidad. Valoró el nivel del jurado y afirmó que cuando la situación económica obliga a recortes, la cultura es un bien ineludible.
El ganador de la XXXII Edición de Cuento Corto, José Ignacio García, dedicó el galardón a su familia, su novia y sus amigos, las personas que estuvieron cerca de él tras pasar una grave enfermedad. 'El secreto de su nombre', el título del cuento con el que se hizo con el galardón fue el primero que escribió tras su convalecencia y destacó el poder terapéutico de la literatura. La ganadora local, Patricia Pérez Maroto, con su cuento 'Íncubos y súcubos' también agradeció el premio a sus padres y confesó que no esperaba ganarlo porque era la primera vez que se presentaba
Un hecho destacable este año es el alto número de jóvenes y adolescentes que presenciaron la gala, sin duda, para saber si eran los ganadores del I Maratón de Microcuentos denominado 'Laguna con las Letras', dirigido a niños y niñas de diez a 20 años y que este año se ha celebrado por primera vez. Los participantes a este maratón debieron redactar un microcuento con un máximo de 100 palabras. Los ganadores -Estela Prieto, Carlos Gandiana, Inés Prieto y María Muriel-   recibieron un iPAD Mini cada uno. Carnero destacó esta iniciativa por acercar la literatura y la cultura a los más jóvenes.
El jurado de las XLI Justas Poéticas de Laguna de Duero, presidido por el concejal de Cultura, Alfredo Fadrique López, estuvo compuesto por Carlos Aganzo, Antonio Piedra Borregón, Eduardo Fraile Valles, Ernesto Escapa Gutiérrez y Gloria Rivas Muriel, mientras que el del XXXII Certamen de Cuento Corto, también presidido por el concejal de Cultura, Alfredo Fadrique López, ha estado compuesto por María José Grijalba Del Campo, Antonio Salinero Bombín, Rafael Marín Pérez, Antonio Alamo González y Ángel De Castro Gutiérrez. En esta edición se han recibido 364 trabajos para las Justas Poéticas y 437 trabajos para el certamen de Cuento Corto

lunes, 5 de noviembre de 2012

El secreto de su nombre, ganador de las XXXII Justas Poéticas Castellanas de Laguna de Duero

Hace dieciseis años escribí un relato, lo mandé a un concurso literario y lo gané. De no haberlo hecho, probablemente no hubiera vuelto a escribir una sola línea más.
Hace siete meses resucité de entre los muertos, para seguir viviendo y escribiendo, y para redescubrir los valores de la familia, de la amistad verdadera y del amor completo.
En agosto tuve las fuerzas necesarias para escribír el primer relato que se me ocurría tras padecer la tromboembolia pulmonar masiva de la que milagrosamente estoy recuperado casi por completo.
Desde 2009, cuando me concedieron el Premio Miguel Delibes de Narrativa, por mi libro de cuentos "Entre el porvenir y la nada", y el Mazzantini de Llodio, por el relato "La decisión de Juan Portillo", no había vuelto a participar en ningún certamen literario. Pero me apetecía hacerlo en esta ocasión en un premio que tenía entre ceja y ceja, y que no había logrado antaño, cuando era un participante asiduo de los numerosos concursos literarios que se convocan en España. Un premio que, en caso de conseguirlo, me permitiría recogerlo, ya que lo entregan a menos de media hora de viaje en coche desde Portillo, y esa era la distancia máxima que entonces los médicos me permitían recorrer. Ese premio no era otro que las prestigiosas "Justas Poéticas Castellanas" de Laguna de Duero, que este año rendían su XXXII edición en la modalidad de cuento corto, y cuya concesión he conocido la semana pasada. El relato premiado se titula "El secreto de su nombre", y seguramente me animará a seguir escribiendo, ahora que andaba en la reserva de inspiración y de ánimos, porque la editorial que iba a publicar mi próximo libro ha decidido no seguir arriesgando lo que no tiene, porque corren malos tiempos para la lírica, y para la narrativa en este caso.
La entrega del premio tendrá lugar el próximo sábado 24 de noviembre, a las 20,00 h. en la Casa de Las Artes de Laguna de Duero.
Las Justas se apellidan Poéticas, porque hace más de 50 años que empezaron a convocarse en esa modalidad. Y se da la casual circunstancia de que, en una edición en la que han participado casi 450 narradores y más de 360 poetas de todo el mundo, el ganador en la vertiente poética ha sido el poeta Santiago Redondo Vega; un escritor que desgrana versos e hilvana cuentos con un talento prodigioso, y que tuvo a bien convertirse este verano en el padrino de los encuentros literarios "Lengua de Estrellas", que ha empezado a organizar la Asociación Socio Cultural "La Estrella" de Pozal de Gallinas.
Puede que sea casualidad, o que la Virgen de la Estrella, patrona de los gallinatos, haya decidido bendecirnos a los dos con su manto.
En cualquier caso, será un lujo recibir tan importante galardón el día 24 junto a un buen amigo y mejor poeta.
Y si las cosas salen bien, otra editorial aparecerá que quiera ponerle papel y cubierta a los nuevos cuentos que ingenio y escribo.